Gracias por haberme devuelto las ganas de vivir...

La tarde era fresca y agradable. Regresabamos de una jornada más de trabajo voluntario en la comunidad de pescadores. La tenue brisa que se colaba por la ventana entreabierta del bus traía el aroma de la playa e invitaba al reposo. Pero Fulvia no había podido estar tranquila. Pese haber tenido un día de intensa actividad con sus compañeros promotores, su cuerpo cansado se negaba a relajarse. ¡Me quede observandola! Sudaba y aquel sudor corría por su cara y sus brazos, una mujer de piel morena, gorda, muy simpatica, que de repente me asustó. ¡Ey!¡Oigan! Alerté a los demás. Qué dos de ustedes la acompañen, por que para mí, le va a dar un patatú a esa señora. Recorrímos aquella carretera, que minuto a minuto se hizo más larga, hasta que llegamos a nustro destino y tuvimos que llevar hasta su casa a nuestra amiga. La semana continúa. Actividad de aula y muchos afirmarón, que Fulvia no debería ir porque era una mujer enferma. Los escuche, pero no tome en cuenta aquella recomendación. Al sábado siguiente, fuimos a buscarla, en eso que estamos en su casa note una guitarra guindada en la pared, inmediatamente pregunte, ¿Quién toca aquí?. Yo, me respondió ella. Pues bién, te la llevas, en el camino vamos a cantar. No se imaginan ustedes, el cambio que comenzó a producirse, y lo que me llevó a investigar un poco más, sobre mí querida promotora. A pesar de su plácida apariencia, ella ocultaba una serie de oscuros secretos relacionados con su vida familiar y su pareja. Un melodrama que viven muchas mujeres, que las lleva a sufrir calladamente, el estréss, la hipertensión, donde se ocultan situaciones de desamor, infidelidad, intolerancia e hipocresía. ¿Acaso no podré descubrir nunca el secreto que guarda ésta mujer?. Sé que Fulvia está apasionadamente enamorada...el problema de la juventud es que se va muy rápido, no nos damos cuenta y cuando la pareja es más joven, ¡Y, he aquí la gran contradicción!. Cuando en la relación buscamos la seguridad, no encuentra en él sino la inseguridad. En los momentos que podía, hablaba con ella. Siéntete llena de vida y disfruta, la tristeza, la melancolía invadía su rostro, ¿Qué le pasaba a ésta mujer? para adivino Dios, solamente seguía observándola y tratando de entender lo que veía. "Tomarse la vida demasiado en serio causa mucho sufrimiento", dijo alguien alguna vez. La risa, el canto y la relajación son tan buenos para la mente como para el cuerpo: reducen el ritmo de envejecimiento, estimulan el sistema inmunitario y mejoran la reacción a las hormonas del estréss.
Fulvia hoy es otra mujer. Me invito a su casa con los promotores, ella vendía cerveza los fines de semana y deleitaba a los parroquianos cantando rancheras, tenía una voz para competir. "A partir de allí, la ví organizar un conjunto musical e inventar una trompeta con dos picos de botella superpuestas. Poner a todos a bailar hizo renacer su pasión por la vida" pero nos sorprendimos al ver lo mucho que disfrutaba cada momento, fuí testigo de su lucha "por vivir, no sólo por existir". Su confianza y su optimismo aumentarón, tenía nuevos amigos y aprendió a superar todo eso que la había llevado a esa situación. "Empecé a vivir para mí, me sentía segura y estaba abierta a conocer nueva gente". Apartir de esos momentos vividos juntos en grupo, nacierón las ganas de vivir, porque teníamos amigos, le importabamos a los demás, no estaba sola. Gracias, por haberme devuelto las ganas de vivir.
"Despues de todo, tú y yo somos uno, juntos sufrimos, juntos existimos y por siempre nos recrearemos el uno al otro". (Teilhar de Chardin). ¡quiéranse!

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