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Mostrando las entradas de agosto 29, 2010

Crónica de un país en crisis (Ven-01)

Quién observe la situación actual de Venezuela sin la emoción que genera la disputa política no tendrá mayores dificultades en admitir que el país se encuentra sumergido en una crisis de dimensiones desconocidas hasta ahora. Para hacer un análisis de la situación actual, voy a tomar como referencia dos trabajos; uno es el libro escrito por Miguel Ángel Núñez “El Reto al Hambre” (1) (Universidad de los Andes, 1990), sobre todo el capítulo de “Para que criticamos al Estado Venezolano” y la otra referencia es lo escrito por Miguel Salazar en su columna “Las Verdades de Miguel” (Noticias 24 2010)”Los 10 motivos por los que el chavismo perdería las elecciones”. Al profesor Miguel Ángel Núñez lo conocí en la década de los 80. Profesor universitario, hombre de izquierda y para ese momento directivo del IPIAT (Instituto para la Producción e Investigación de la Agricultura Tropical). A Miguel Salazar, lo leo todas las semanas, interesa su posición de hombre de izquierda, chavista no tomado en c

Se está muriendo mi vecino

Morir por la dignidad y el respeto a los derechos humanos, eso hizo el productor Franklin Brito . Pero acaso no tenemos una constitución, ¿Cuál? La “Bicha”, esa no la respeta el gobierno, la viola como le viene en ganas. Pero deberíamos exigir respeto, justicia, igualdad de condiciones; ¿Pero a quién? Donde, a donde vamos a recurrir para exigir esto. Un productor, un venezolano y su familia denunciando arbitrariedades de un régimen autoritario y totalitario; pero denunciarlo ante quién, la Defensora del Puesto, que era la más indicada, pero ella defiende incondicionalmente al régimen comunista que impera. Socialismo o muerte. Franklin Brito se jugó la vida. Estoy molesto, dolor e impotencia siento al ver lo que pasa en mí país, tanto que he trabajado con los productores del campo, pero escucho y veo miedo, no vale conmigo no se van a meter. Esa es la excusa, para mantenerse al margen. No ven la violencia. Esto también es violencia; un gobierno que lleva a una persona a este estado; y,

Venezuela roja rojita tamboree (1)

Si mi memoria no me falla, corría por allá por los años 50, al comienzo de los mismos, escribiría mi tío materno I. Robles Guillermo un libro de poemas, que cuando pude obtener la copia que era de mí madre, al libro le faltaban las cinco primeras páginas, o sea que el titulo nunca lo pude averiguar. Me llamó la atención en la página 50, había un poema cuyo título “El Peligro Rojo”, las primeras estrofas comenzaban así “Bastante ya se ha dicho sobre el peligro rojo; del mal que nos acarrearía la aceptación del comunismo en Venezuela. Venezuela, país libre, no puede nunca convenir en las prácticas más bárbaras del vivir humano. Es deber de todo ciudadano velar por lo que más conviene en su país; y es el nuestro, como republicano y democrático, que no tiene otro norte que el constante vigilar de sus intereses; de ahí, la tranquilidad de nuestros hogares y la seguridad de nuestras propiedades. Nosotros mismos seríamos los culpables del decaimiento de nuestras fuerzas vitales, sino estamos

Venezuela roja rojita tamboree (2)

1795 se da el primer grito de libertad, no queremos más esclavitud, pero hoy otros tambores con sonidos diferentes nos están llevando al despeñadero. Tenía razón el tío Mante como cariñosamente le decíamos, sobre lo que estaba planteando en su libro de poemas. Sigamos leyendo estas páginas hechas por un serrano, a lo mejor descendiente de una familia esclava de la época, “Pueblo venezolano: no te dejes engañar; piensa en tu trabajo, en tu hogar y en tu familia, y verás que eres feliz. Cuidado, pueblo venezolano; si eres verdaderamente patriota, ten cuidado, y sigue tu vida de hombre independiente. Hombre del campo, hombre laborioso; vive tranquilo y empuña el machete. El hacha y la escardilla; y trabaja la tierra, que ella está pródiga y atenta para darte el fruto de sus entrañas. Hombre del campo, hombre sano, robusto y fuerte; ten presente, que nuestra Patria es grande y rica; pero necesita de tu brazo prepotente, para florecer como una primavera. No seamos hipócritas; no engañemos c

Venezuela roja rojita tamboree (3)

- “Usted captura puercos salvajes encontrando un sitio adecuado en la floresta y tirando un poco de maíz en el piso… Los puercos vienen diariamente a comer el maíz de gratis. Cuando se acostumbran a venir diariamente, Usted construye una cerca a un costado del sitio en donde ellos se acostumbraron a venir. Cuando se acostumbran a la cerca, ellos regresan a comer el maíz y usted construye otro lado de la cerca… Ellos vuelven a acostumbrarse y regresan a comer. Usted va poco a poco hasta instalar los cuatro costados del cercado alrededor de los puercos, al final instala una puerta en el último lado. Los puercos ya estarán acostumbrados al maíz fácil y a las cercas, comienzan a venir solos por la entrada. Es ahí cuando Usted cierra el portón y captura a todo el grupo.” - “Así de simple, en un segundo, los puercos pierden su libertad. Ellos empiezan a correr en círculos dentro de la cerca, pero ya están sometidos. Luego, empiezan a comer el maíz fácil y gratis. Se quedan tan acostumbrados

Destino de un niño negro (XVIII)

Imagen
Llegada al aeropuerto de Ezeiza (Argentina), el 12 de Enero de 1966; mis compañeros de viaje procedentes de la república Dominicana y que hicieron escala en Caracas, aeropuerto de Maiquetía (Venezuela). El de la foto a la izquierda soy yo; en el centro Nelson Pimentel Q. y a la derecha César A. Savinón hijo o sobrino de un diplomático de ese país para el momento. Llegamos en la época de verano propicia a los calores, días largos y ropas ligeras por las altas temperaturas.

Destino de un niño negro (XVII)

No pude viajar a finales de 1965; el papeleo, pasajes y visado me detuvieron hasta inicios del próximo año. El 5 de Enero de 1966, me trasladé con mi padre a Maracaibo, iba a despedirme de mi tío Sergio, tío muy querido para mí. Celebramos con él y su familia, noche buena de Reyes y el día propiamente de los Reyes Magos, el 6 de Enero. Para ese momento, el puente sobre el Lago de Maracaibo no daba paso, se había caído una parte por choque de una embarcación petrolera; había que pasar los vehículos en Ferry, ida y vuelta; yo tenía un Volkswagen ensamblado en Alemania, con el viaje por muchas partes de Venezuela antes de salir. El día 11 de Enero de 1966, subí a un avión en el aeropuerto de Coro, a las 5:00 de la tarde, que me conduciría a Maiquetía (aeropuerto internacional) y a las 6:00 pm había llegado; esperar hasta las 11:00 pm el vuelo que nos conduciría a la república Argentina. Estando en la terminal internacional, conocí a unos jóvenes que venían de Santo Domingo rumbo a Buenos

Destino de un niño negro (XVI)

Para 1963, ingrese a la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela en Maracay, de mi terruño natal me acompañaron mis tres amigos inseparables a estudiar Ingeniería Agronómica. De inmediato me identifique con el Movimiento Universitario Católico (MUC) al cual ingrese al igual que mis amigos. Yo venía de ser presidente de la Acción Católica del Colegio, estudie con los Salesianos desde 2º grado hasta 3er. año de bachillerato, no había 4º ni 5º año; y presidente de la Acción Católica Parroquial, en ese momento el vicario general de la diócesis de Coro era Monseñor Pedro Da costa Gómez. Al poco tiempo de estar en el MUC, comencé a ocupar cargos directivos, coordinador de grupo, vice-presidente y hasta mi salida Presidente año 1965, donde me iría a otro país por cuestiones de seguridad, mi vida corría peligro. Hoy miro con nostalgia aquellos años de lucha, los comunistas dominaban en la Universidad, eran mayoría e imponían sus criterios incluso utilizando grupos de estudi

Destino de un niño negro (XV)

Y, así, el niño se hizo joven, y un día abandonó el colegio para ir al liceo, a culminar su bachillerato. Estábamos en el año 1960, Semana Santa en Adicora, era la invitación que recibía de un tío que era subadministrador de las salinas de las Cumaraguas; las oficinas administrativas estaban en Adicora, una casa colonial de amplios cuartos y una sala que parecía una sabana. Allí me fui con un primo hijo de mi tío, se llamaba Julio César, hoy difunto; llevaba en mi maletín, además de la ropa, mi hamaca y mis dos buenos colgaderos; el turismo de playa que se iniciaba en el gobierno de Pedro Luís Bracho Navarrete era indescriptible, llegaban avionetas de todas partes, lo interesante un aeropuerto recién inaugurado y los aeroclubes que se reunían allí. Aquello era fabuloso. Para un joven que viene de un colegio de curas, de varones y ver tantas mujeres bellas, ya el bikini comenzaba aparecer, imagínense ustedes como me sentiría. Cierto día, mi primo me dice, vamos a recoger “Chipi-chipi”,