Diccionario Inconexo: La doctrina de Marx y el comunismo.
La doctrina de Marx: En ninguna parte se encontrará un resumen más conciso de la doctrina de Marx, tal cual éste la esbozó en su Manifiesto comunista de 1848, como en E. Vandervelde:
“En toda sociedad humana, el factor económico es decisivo; las transformaciones de la técnica, de los medios de producción y de cambio determinan, en último análisis, las transformaciones del derecho, de la moral, incluso de las creencias religiosas; a pesar de las apariencias, las luchas sociales son, ante todo, luchas de clase, y en el régimen capitalista estas luchas de clase abocan, cada vez más, al conflicto fundamental entre los capitalistas y el proletariado a quien explotan; a medida que los capitales se concentran, un número reducido de magnates capitalistas se halla frente a un número creciente de proletarios; el capital constante se extiende relativamente al capital variable; la elaboración mecánica sustituye la manufactura y crea un potencial de reserva industrial cuya concurrencia hace bajar los salarios de la masa de los asalariados; de ahí la miseria reciente del proletariado, hasta que llegue el día en que se rompa el equilibrio de las dos fuerzas en cuestión; se produce una catástrofe revolucionaria: la minoría expropiadora es expropiada a su vez por la mayoría proletaria; se establece la dictadura del proletariado, y por la acción de esta dictadura se sustituye el régimen de la propiedad capitalista por el régimen de la propiedad colectiva, de la propiedad común de los instrumentos de producción y de cambio”.
Al que está familiarizado con el pensamiento de Marx, le será fácil encontrar en este pasaje sus grandes tesis: el materialismo histórico, la lucha de clases, la concentración de los capitales, el empobrecimiento progresivo de los proletarios y la constitución de un potencial de reserva industrial, las teorías de las crisis y del derrumbamiento del capitalismo, la dictadura del proletariado victorioso y el advenimiento de la sociedad colectivista. Sólo falta una alusión a la teoría marxista sobre el valor del trabajo.
Comunismo: Podemos distinguir conceptualmente la doctrina, la mística y la propaganda del comunismo: en realidad, las tres se confunden hasta el punto de identificarse.
Pretende el comunismo basarse sobre fundamentos sólidos; una concepción de la vida y de la evolución sociales e incluso de todo lo real. Su acción revolucionaria no es más que el corolario y la aplicación de su doctrina revolucionaria. Esta doctrina es la de Marx, pero Lenin añadió elementos rusos. Su dogma principal es el materialismo histórico y dialéctico, la metafísica de la revolución. En ninguna parte se encuentra un análisis más conciso de esta doctrina que en la encíclica Divini Redemptoris, que Pío XI consagró al comunismo:
“La doctrina que el comunismo oculta bajo apariencias a veces tan seductoras, se funda hoy esencialmente en los principios del materialismo, llamado dialéctico e histórico, ya proclamados por Marx, y cuya única genuina interpretación pretende poseer los teorizantes del bolcheviquismo. Esta doctrina enseña que no existe más que una sola realidad, la materia, con sus fuerzas ciegas: la planta, el animal, el hombre son el resultado de su evolución. La misma sociedad humana no es sino una apariencia y una forma de la materia, que evoluciona del modo dicho, y que por ineluctable necesidad tiende, en un perpetuo conflicto de fuerzas, hacia la síntesis final: una sociedad sin clases. En semejante doctrina es evidente que no queda ya lugar para la idea de Dios: no existe diferencia entre el espíritu y la materia, ni entre el cuerpo y el alma; ni sobrevive el alma a la muerte, ni, por consiguiente, puede haber esperanza alguna de otra vida. Insistiendo en el aspecto dialéctico de su materialismo, los comunistas sostienen que los hombres pueden acelerar el conflicto que ha de conducir al mundo hacia la síntesis final. De ahí sus esfuerzos para hacer más agudos los antagonismos que surgen entre las diversas clases de la sociedad; la lucha de clases, con sus odios y destrucciones, toma el aspecto de una cruzada por el progreso de la humanidad. En cambio, todas las fuerzas, sean las que fueren, que se oponen a esas violencias sistemáticas deben ser aniquiladas como enemigas del género humano.
Las consecuencias de esta doctrina se hallan expuestas con nitidez en este documento: la persona humana es despojada de su libertad y de sus derechos naturales, especialmente del derecho de propiedad; en virtud de la igualdad absoluta, se rechaza toda jerarquía y toda autoridad establecida por Dios. La colectividad, por el contrario, es considerada como el origen primario y único de toda autoridad: frente a ella, la persona no conserva ningún derecho. El matrimonio y la familia se ven transformados en instituciones puramente convencionales y civiles, fruto de un sistema económico determinado. Ningún lazo de orden moral entre los esposos, entre los padres y los hijos. Ningún derecho a la educación de los hijos por parte de los padres. La sociedad, en este sistema, se convierte en una colectividad sin otra jerarquía que la del sistema económico, cuya única misión será la producción de los bienes mediante el trabajo colectivo y cuyo único fin será el goce de los bienes terrenos…Esperando la llegada de la edad de oro del ideal colectivista, el Estado y el poder político, detentado por el partido, expresión del proletariado, ejerce una autoridad discrecional: la dictadura del proletariado.
Aclaratoria para ambos conceptos: Se ha hecho, por lo menos en la jerga política popular, tan corriente la confusión entre los términos “marxismo” y “comunismo”, que resulta indispensable formular una aclaración previa. El marxismo es, primordialmente, un método de análisis económico-político (concretamente enfocado por Marx sobre el capitalismo). El comunismo es: a) una tendencia de muy remoto origen histórico hacia la comunización de la propiedad, o sea, a la anulación más o menos total de la propiedad privada; b) el comunismo leninista (con sus ramas respectivas), programa de acción política basado en la crítica del capitalismo hecha por Marx. De lo cual se desprende que mientras que el adepto del comunismo leninista – stalinista o trotzkysta – es siempre un marxista, en cambio es posible aceptar uno o varios postulados teóricos del marxismo, sin necesidad de ser, inevitablemente, comunista del tipo trotzkysta, soviético o chino.
La piedra angular de la doctrina comunista es la propiedad “común” o colectiva de los instrumentos de producción – y por ende la negación del derecho a la propiedad privada de los mismos – y la rebelión de las clases desposeídas contra las clases poseedoras. De ahí que los historiadores del comunismo encuentren los antecedentes de esta teoría en todas las ideas y hechos que, a través de la historia de la humanidad, significan una negación del derecho a la propiedad privada o una forma de de subversión contra los órdenes políticos, sociales y económicos fundados en aquélla y erigidos sobre una estructura clasista.
Literatura consultada: Los textos que se consultaron para extraer de ellos las definiciones antes mencionadas, se encuentran en mí biblioteca personal hace un montón de años, con el respeto y la admiración para estos autores que escribieron esto, hoy la necesidad de divulgar estos conocimientos nos ha llevado a revisar con detenimiento su contenido. Entre los más destacados están: 1.- C. Van Gestel. La Doctrina Social de la Iglesia. Editorial Herder. Sección de Ciencias Sociales. Volumen 38. Barcelona. 1964. 2.- Walter Montenegro. Introducción a las doctrinas político-económicas. Editorial Fondo de Cultura Económica. Breviarios. Segunda edición colombiana. Bogotá. 1980.
¡quiéranse!
“En toda sociedad humana, el factor económico es decisivo; las transformaciones de la técnica, de los medios de producción y de cambio determinan, en último análisis, las transformaciones del derecho, de la moral, incluso de las creencias religiosas; a pesar de las apariencias, las luchas sociales son, ante todo, luchas de clase, y en el régimen capitalista estas luchas de clase abocan, cada vez más, al conflicto fundamental entre los capitalistas y el proletariado a quien explotan; a medida que los capitales se concentran, un número reducido de magnates capitalistas se halla frente a un número creciente de proletarios; el capital constante se extiende relativamente al capital variable; la elaboración mecánica sustituye la manufactura y crea un potencial de reserva industrial cuya concurrencia hace bajar los salarios de la masa de los asalariados; de ahí la miseria reciente del proletariado, hasta que llegue el día en que se rompa el equilibrio de las dos fuerzas en cuestión; se produce una catástrofe revolucionaria: la minoría expropiadora es expropiada a su vez por la mayoría proletaria; se establece la dictadura del proletariado, y por la acción de esta dictadura se sustituye el régimen de la propiedad capitalista por el régimen de la propiedad colectiva, de la propiedad común de los instrumentos de producción y de cambio”.
Al que está familiarizado con el pensamiento de Marx, le será fácil encontrar en este pasaje sus grandes tesis: el materialismo histórico, la lucha de clases, la concentración de los capitales, el empobrecimiento progresivo de los proletarios y la constitución de un potencial de reserva industrial, las teorías de las crisis y del derrumbamiento del capitalismo, la dictadura del proletariado victorioso y el advenimiento de la sociedad colectivista. Sólo falta una alusión a la teoría marxista sobre el valor del trabajo.
Comunismo: Podemos distinguir conceptualmente la doctrina, la mística y la propaganda del comunismo: en realidad, las tres se confunden hasta el punto de identificarse.
Pretende el comunismo basarse sobre fundamentos sólidos; una concepción de la vida y de la evolución sociales e incluso de todo lo real. Su acción revolucionaria no es más que el corolario y la aplicación de su doctrina revolucionaria. Esta doctrina es la de Marx, pero Lenin añadió elementos rusos. Su dogma principal es el materialismo histórico y dialéctico, la metafísica de la revolución. En ninguna parte se encuentra un análisis más conciso de esta doctrina que en la encíclica Divini Redemptoris, que Pío XI consagró al comunismo:
“La doctrina que el comunismo oculta bajo apariencias a veces tan seductoras, se funda hoy esencialmente en los principios del materialismo, llamado dialéctico e histórico, ya proclamados por Marx, y cuya única genuina interpretación pretende poseer los teorizantes del bolcheviquismo. Esta doctrina enseña que no existe más que una sola realidad, la materia, con sus fuerzas ciegas: la planta, el animal, el hombre son el resultado de su evolución. La misma sociedad humana no es sino una apariencia y una forma de la materia, que evoluciona del modo dicho, y que por ineluctable necesidad tiende, en un perpetuo conflicto de fuerzas, hacia la síntesis final: una sociedad sin clases. En semejante doctrina es evidente que no queda ya lugar para la idea de Dios: no existe diferencia entre el espíritu y la materia, ni entre el cuerpo y el alma; ni sobrevive el alma a la muerte, ni, por consiguiente, puede haber esperanza alguna de otra vida. Insistiendo en el aspecto dialéctico de su materialismo, los comunistas sostienen que los hombres pueden acelerar el conflicto que ha de conducir al mundo hacia la síntesis final. De ahí sus esfuerzos para hacer más agudos los antagonismos que surgen entre las diversas clases de la sociedad; la lucha de clases, con sus odios y destrucciones, toma el aspecto de una cruzada por el progreso de la humanidad. En cambio, todas las fuerzas, sean las que fueren, que se oponen a esas violencias sistemáticas deben ser aniquiladas como enemigas del género humano.
Las consecuencias de esta doctrina se hallan expuestas con nitidez en este documento: la persona humana es despojada de su libertad y de sus derechos naturales, especialmente del derecho de propiedad; en virtud de la igualdad absoluta, se rechaza toda jerarquía y toda autoridad establecida por Dios. La colectividad, por el contrario, es considerada como el origen primario y único de toda autoridad: frente a ella, la persona no conserva ningún derecho. El matrimonio y la familia se ven transformados en instituciones puramente convencionales y civiles, fruto de un sistema económico determinado. Ningún lazo de orden moral entre los esposos, entre los padres y los hijos. Ningún derecho a la educación de los hijos por parte de los padres. La sociedad, en este sistema, se convierte en una colectividad sin otra jerarquía que la del sistema económico, cuya única misión será la producción de los bienes mediante el trabajo colectivo y cuyo único fin será el goce de los bienes terrenos…Esperando la llegada de la edad de oro del ideal colectivista, el Estado y el poder político, detentado por el partido, expresión del proletariado, ejerce una autoridad discrecional: la dictadura del proletariado.
Aclaratoria para ambos conceptos: Se ha hecho, por lo menos en la jerga política popular, tan corriente la confusión entre los términos “marxismo” y “comunismo”, que resulta indispensable formular una aclaración previa. El marxismo es, primordialmente, un método de análisis económico-político (concretamente enfocado por Marx sobre el capitalismo). El comunismo es: a) una tendencia de muy remoto origen histórico hacia la comunización de la propiedad, o sea, a la anulación más o menos total de la propiedad privada; b) el comunismo leninista (con sus ramas respectivas), programa de acción política basado en la crítica del capitalismo hecha por Marx. De lo cual se desprende que mientras que el adepto del comunismo leninista – stalinista o trotzkysta – es siempre un marxista, en cambio es posible aceptar uno o varios postulados teóricos del marxismo, sin necesidad de ser, inevitablemente, comunista del tipo trotzkysta, soviético o chino.
La piedra angular de la doctrina comunista es la propiedad “común” o colectiva de los instrumentos de producción – y por ende la negación del derecho a la propiedad privada de los mismos – y la rebelión de las clases desposeídas contra las clases poseedoras. De ahí que los historiadores del comunismo encuentren los antecedentes de esta teoría en todas las ideas y hechos que, a través de la historia de la humanidad, significan una negación del derecho a la propiedad privada o una forma de de subversión contra los órdenes políticos, sociales y económicos fundados en aquélla y erigidos sobre una estructura clasista.
Literatura consultada: Los textos que se consultaron para extraer de ellos las definiciones antes mencionadas, se encuentran en mí biblioteca personal hace un montón de años, con el respeto y la admiración para estos autores que escribieron esto, hoy la necesidad de divulgar estos conocimientos nos ha llevado a revisar con detenimiento su contenido. Entre los más destacados están: 1.- C. Van Gestel. La Doctrina Social de la Iglesia. Editorial Herder. Sección de Ciencias Sociales. Volumen 38. Barcelona. 1964. 2.- Walter Montenegro. Introducción a las doctrinas político-económicas. Editorial Fondo de Cultura Económica. Breviarios. Segunda edición colombiana. Bogotá. 1980.
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