Aquellos Años (2015-2020) … Soy migrante en tierras quiteñas, cerquita del “Cielo”
Por culpa de un “asado” ¡Aterrice!
Perder el equilibrio
a la “tercera edad” ¡Puede ser mortal!
¡Caer no se puede
evitar!
¡Pero el asado no me
lo perdí!
Ese día, el de la caída, recuerdo, era
domingo 5 de octubre de 2019, por la tarde, salía con mi hijo JD a comprar
carne, era una “Carnicería Argentina”, vendían carne, chorizos y todos los
demás ingredientes para un churrasco argentino, carne importada. Yo, iba
emocionado, caminábamos por la Av. Tomás Deberlanga, hasta que tropecé, ¡qué
tropezón! Y mi cuerpo en el suelo sobre mi brazo izquierdo. No sabía, que me
había hecho añico mi mano izquierda, aunque sentí un dolor profundo, me levante
rápidamente con la ayuda de mi hijo. Después de todo, a mis 78 años pude haber
terminado en el hospital.
Por la avenida donde caminábamos, habían
eliminado una parada y dejaron las cabillas, pequeñas, pero tropecé. Sentí
aquel dolor sobre mi brazo izquierdo, pero más pudo la emoción del asado, que
seguimos, compramos, regresamos al departamento y disfrutamos de aquella bella
tarde. Mi mano, no me molesto para nada, pero comenzó a inmovilizarse,
hincharse y doler, ya era de noche, llovía y no pude ir al hospital.
Al otro día, fui a la emergencia del Hospital
de Especialidades “Espejo”. Tras esperar varias horas para que me atendieran,
el médico traumatólogo, me llevo los huesos a su sitio, soporte un dolor inmenso,
pero aguante y me colocaron un yeso, el cual tendría que llevarlo durante dos
meses. El martes 5 de noviembre de 2019, fui al Hospital Pablo Arturo Suarez,
al cual fui referido, para que me quitaran el yeso. Después de esperar
aproximadamente 3 horas y media, pasamos para que nos atendieran. No pudimos
ser atendidos, porque faltaba un código. De allí nos retiramos para no volver.
Soy una persona con mucha agilidad, lo que no
me ayuda, es la poca visión que tengo, sufro de “Glaucoma”, y eso a veces es un
obstáculo. Pero cuando ando, por las avenidas de esta bella ciudad, tengo que
sortear escollos, como grietas en el pavimento, baldosas levantadas o huecos en
las aceras, cosa que no debiera existir si se hiciera mantenimiento. “A mi
edad, sé que me seguiré cayendo. Tratare la próxima vez de hacerlo mejor”.
Las caídas son parte de la vida, al igual que
levantarse. Recuerdo a mi madre biológica decir, “déjalo el pertenece a la
tierra”, cuando un niño se caía. Es por ello, que seguiré caminando, tengo en
las cercanías donde vivo, dos parques, que me permiten mantener la actividad
física, ellos son: Parque “Las carolinas” y el Parque Metropolitano
“Guanguiltagua”, este último, es un Parque para escalar la montaña.
Yo le digo a mis hijos, “tengo que moverme o
las bisagras se endurecen”. Caminar con mis hijos me permite conversar y
sentirme bien. Lo importante aquí es no tener miedo a volver a caer. Es parte
de la vida.
¡Una
migaja final…!
El día 26/12/2019, fui a la consulta con un
médico fisiatra (Medicina física – Rehabilitación), me realizaron un chequeo de
mi lesión en mi brazo y mano izquierda, como resultado me enviaron a una sesión
de fisioterapia por varias semanas, específicamente 10 sesiones. La
fisioterapia se fundamenta en la aplicación de agentes físicos naturales o
artificiales como la luz, el calor, el frío, el ejercicio físico, las
radiaciones luminosas, los rayos X, etc.
Los procedimientos a los cuales fui sometido,
fueron:
1) Terapia eléctrica más
compresas calientes (20 minutos).
2) Terapia magnética en
muñeca más compresa caliente en hombro (20 minutos).
3) Terapia manual:
ejercicios de resistencia, uso de pelotas y masajes con el uso de las manos (20
minutos).
Los beneficios de la fisioterapia, podríamos
mencionar: alivio del dolor, mejora la movilidad, mayor flexibilidad y controla
el deterioro físico.
Para terminar esta entrada, finalizó
diciendo: “Tengo que aprender a reaccionar con mayor rapidez al perder el
equilibrio, mantener activos mis reflejos para proteger mi cuerpo y, ser capaz
de ponerme en pie de nuevo”.
Concluyó con esto: “A mi edad, sé que me
caeré. Solo que aprenderé a hacerlo mejor”.
¡Citas celebres…!
No existe ninguna frontera, ningún límite,
ahora no hay nada que pueda detenerme. Huelo el suelo, siento la hierba mojada,
la primavera, olor a tierra fuerte, con un inconfundible aroma de vida. Soy
feliz (Kilian
Jornet).
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