Aquellos Años (2015-2020) … Soy migrante en tierras quiteñas, cerquita del “Cielo”


Fiebre de Cabaña
¡Miedo de salir a la calle!
¡Remembranza de algo vivido!


Ah sí, aquí estoy, nuevamente en mi “Rincón Solitario”, esta vez para comentar, lo que el prolongado aislamiento social a producido en mi persona. Profundizar la costumbre de permanecer en el departamento me ha llevado a sentir miedo de salir a las calles, cuando desde mi ventana diviso personas con tapaboca, guantes y algunos con indumentarias raras, parecen extraterrestres.
A principios del siglo XX en Estados Unidos comenzó a mencionarse la “fiebre de cabaña” o “cabin fever”.
El término describe un tipo de estado mental causado por meses de aislamiento, soledad y aburrimiento debido a largos e intensos inviernos que azotan ciertos lugares ubicados en latitudes extremas.
Aunque la “fiebre de cabaña”, no es un diagnóstico categorizado por los profesionales de la salud mental, los expertos coinciden que “es muy real”.
En el día de hoy, debido a las órdenes de distanciamiento por el coronavirus, existen personas que están padeciendo de este mal, y, yo soy una de ellas.
Entre los síntomas más comunes que describen este síndrome se encuentran: la depresión, irritabilidad, soledad, impaciencia, aburrimiento y la frustración. Gracias a Dios, yo no padezco ninguno de estos síntomas, más adelante veremos por qué.
Que extraña es la vida, estábamos bien, y de repente somos sometidos a un aislamiento social por culpa del virus chino, porque si no te mueres.
Que extraña es la vida, mi hijo E. J. me escribía por WhatsApp desde Salta (Argentina), el mundo no volverá a ser el mismo, aquí ya extrañamos el saludo con un abrazo, sentarnos a desayunar con amigos en el trabajo y poder vernos la cara cuando subimos al transporte, poder compartir en familia (un asado) y tantas otras cosas más.
¿Cómo atacar este “síndrome”?
Dentro de pocos días, estaré cumpliendo 79 años. El envejecimiento tiene muy poco de bueno. Y claro que hay maneras de hacerlo con elegancia, pero en aislamiento social, las personas mayores no parecen obtener respeto por su gran sabiduría. Pero ante la situación que estamos viviendo actualmente, debemos aprovechar esa sabiduría y madurez para actual ante el miedo a salir del encierro.
Hay ciertas actividades que son recomendables para atacar esta “enfermedad”. Entre las actividades más recomendables para este padecimiento es el ejercicio físico en casa: 1) Practicar entrenamiento de resistencia. Para evitar que tu masa muscular desaparezca, realizar ejercicios con ligas de resistencia. 2) Acércate al suelo. Los que ya tenemos cierta edad debemos practicar regularmente agacharse y levantarse. Si no lo haces, pierdes esa habilidad. 3) Desafía salir a caminar, poco a poco, hasta que logres una rutina de una hora diaria. No olvidemos esto, “Lo mejor sería salir a caminar”.
Mantener la mente ocupada, es importante elegir un proyecto y trabajar sobre él. En mi caso particular, mantengo dos blogs, “Mis Memorias Inconexas” y “Migajas de un Soñador”, para publicar, hay que investigar y leer bastante, hacer un borrador y revisarlo, esto es apasionante, y hay que dedicarle bastante tiempo. Además de eso, tengo en revisión mi libro “Destino de un niño negro”, que espero pronto publicar.
Que cosas tiene la vida, la música de los años 60-70 que escucho en mi “Rincón Solitario” para pasar el aislamiento social, aquellas voces que llamaron mi atención: Alfredo Sadel, Leo Marini, Toña La Negra, Agustín Lara, Daniel Santos, Nicola Di Bari, Johnny Albino y su Trio San Juan, Trio Los Panchos, Trío Venezuela, Luis Pérez Meza y Antonio Aguilar (Rancheras mexicanas), Claudia de Colombia. Es música para recordar aquellos momentos de mi juventud, que nunca olvidaré.
Otras de las cosas que hago, para mantener activa la mente es la comunicación, a través de Facebook, Twitter, Instagram, y WhatsApp, con mi familia y amigos en Venezuela, Argentina, Colombia, Chile, Estados Unidos, México, Brasil y Perú.
¿Cuándo volverá la normalidad?
Es difícil para las personas de la tercera edad, que son las más propensas a contagiarse con el virus chino, pensar, cuándo volverá la normalidad; pero resulta inquietante, cuando aparecen noticias como esta: ¡La pandemia de covid-19 “continúa acelerándose” en el mundo con “un millón de casos señalados en solamente ocho días”, advirtió el lunes el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus!
Sabemos que la pandemia es mucho más que una crisis sanitaria, es una crisis económica, social y, en muchos países, política. Sus efectos se sentirán durante décadas”, agregó Tedros Adhanom Ghebreyesus en una conferencia virtual organizada por Dubái.
Imagínense ustedes, tener que convivir con el virus, sin ninguna garantía de que te puedas contagiar y morir. Ese es el miedo aterrador que sentimos muchos adultos mayores, que no sabemos que nos espera allá fuera, allá en la calle. Por lo pronto prudencia, sensatez y esperar que nos depara el destino en los próximos días.
En noticia aparecida en el portal web dolartoday, de fecha 20 de junio de 2020, bajo el título: ¡ALERTA! La OMS advirtió que el mundo entró en una “nueva y peligrosa fase” de la pandemia.
El director general del organismo indicó que “mucha gente está evidentemente cansada de quedarse en casa” y los países están deseosos por reabrir la economía, pero remarcó que el coronavirus “se sigue esparciendo con velocidad, todavía es mortal y mucha gente todavía es vulnerable”.
La Organización Mundial de la Salud alertó este viernes que el mundo entró en una fase peligrosa de la pandemia de coronavirus, a medida que reabren los países que establecieron medidas de confinamiento o restricciones para frenar la propagación de la enfermedad.
Voy a terminar mi relato, diciendo una sola cosa, no están dadas las condiciones para que las personas de la tercera podamos salir a la calle, somos las personas más vulnerables y fácil de contagiar. Yo, seguiré esperando, a ver si la normalidad llega algún día. ¡Seguiré escribiendo!
¡Una migaja final…!
El regreso a la normalidad trae consigo nuevos desafíos. Además de seguir las normas de prevención general —por ejemplo, en los espacios públicos o el transporte colectivo— y de la precaución individual con la higiene de manos, el uso de mascarillas o la distancia interpersonal, hay una tercera cuestión a la que debemos hacer frente: el temor a salir de casa por la posibilidad de sufrir un contagio por coronavirus. Hoy en día, tras más de dos meses en estado de alarma, no son pocas las personas que temen salir a la calle. En diversos espacios se habla del síndrome de la cabaña para referirse a estos casos, pero ¿existe tal síndrome? ¿Es normal sentir miedo? ¿Qué se puede hacer para remediarlo? Conversamos con una experta para despejar estas dudas.
El famoso síndrome de la cabaña no existe. A diferencia de otros —como el de Asperger, el de Tourette o el del estrés postraumático— no está tipificado como tal, ni reconocido por la Asociación Americana de Psicología (APA). Sin embargo, en estos días la expresión ha empezado a ganar protagonismo en las noticias, en los mensajes de WhatsApp y en las conversaciones cotidianas. La utilizamos para hablar del miedo a salir de casa en tiempos de coronavirus, un temor que es muy real y que está ligado al riesgo de contagio. Según un estudio reciente de la Universidad Europea, 7 de cada 10 personas teme contraer la enfermedad.
¿Por qué el síndrome de la cabaña no se considera como tal? Porque “no está claro su origen ni hay estudios suficientes que lo avalen”, apunta la psicóloga María Martín de Pozuelo, coordinadora del centro de Terapia Estratégica en España. En su opinión, se trata más bien de una expresión para referirse al miedo a salir de casa; un temor ante el que cada persona puede reaccionar de maneras muy diversas. Del mismo modo que el confinamiento prolongado nos ha afectado de distintas maneras (nos ha generado, por ejemplo, desasosiego, tristeza, impaciencia, nerviosismo, problemas de insomnio o sensación de soledad), la vuelta a la vida normal también nos toca de una forma diferente. Y esto sucede incluso cuando la emoción de base es la misma.
Quédate en casa” ha sido, y todavía es, el lema principal para hacer frente a esta pandemia. Al comienzo de la crisis sanitaria, muchas personas vivieron el confinamiento como una pérdida repentina de libertad. No obstante, con el avance de las semanas, nos hemos ido acostumbrando al encierro: el hogar se ha transformado en cobijo, en espacio protegido y en sinónimo de seguridad. Hemos pasado de la casa como prisión a la casa como refugio… justo cuando las cosas vuelven a cambiar. Ahora nos encaminamos a una cierta normalidad en la que ya es posible salir a pasear, encontrarse con los amigos y hacer algo de vida al aire libre, pero no todo el mundo lleva igual de bien salir del espacio seguro.
El miedo es la emoción dominante. “Una pandemia es algo inminente, incierto, que escapa a nuestro control y que genera impotencia. Cuando nos enfrentamos a algo de estas características, la emoción más usual es el miedo”, detalla Martín de Pozuelo. Ahora bien, como apunta la psicóloga, esto no tiene por qué ser algo negativo: “Tener miedo es natural; es una emoción que contribuye a nuestra supervivencia, que nos protege”. El problema surge cuando superamos cierto umbral y ese temor se vuelve incapacitante.
Y es que el miedo puede ser funcional o disfuncional. En el primer caso nos lleva, por ejemplo, a tomar ciertas medidas de precaución, a protegernos. En el segundo caso, en cambio, puede conducirnos a la limpieza compulsiva, a desarrollar actitudes obsesivas (como buscar permanentemente información sobre el coronavirus o hablar solo de ello) y, también, a no querer salir de casa por temor al contagio. “A su vez, el miedo puede ser a contagiarse uno mismo o a contagiar a los otros, con lo que las reacciones también son distintas”, añade María Martín de Pozuelo.
¡Citas celebres…!
“La mente alimentada demasiado tiempo con la monotonía sucumbe a la dolencia mental insidiosa que Occidente llama fiebre de la cabaña” (BM Bower).
FUENTES CONSULTADAS
Blog Página 16









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