Memorias de un Caminante Adulto Mayor (2)
¡Serpenteando en una ciudad que atrapa!
¡En Quito todos somos
vecinos!
¡Caminar es Vivir!
¡Empecemos a caminar
para vivir mejor!
Caminar:
“Cura para el alma y el cuerpo”.
¿Cómo descubre Liu
los secretos del caminar?
Hasta hace poco, nunca se me había ocurrido
salir a caminar por placer: Prefería el ciclismo de montaña o esquiar.
Todo cambió en julio de 2019, cuando una furgoneta arrolló a Andrew, mi
prometido – quien tiene 34 años -, mientras iba en su bicicleta. Contra todo
pronóstico, sobrevivió, pero su pierna izquierda quedo paralizada.
¡Liu se hace
preguntas!
Caminar con Andrew era una
estupenda manera de pasar tiempo juntos. Pero ya sin su compañía, yo era una
mujer atlética y en forma de 36 años. ¿No debería estar haciendo algo más
enérgico que dar pasos calmos?
¡El artículo de Liu
y la expresión de Paul!
Cuando escribí un artículo sobre el ciclista
de montaña profesional Paul Basagoitia. El atleta había sufrido una lesión en
la médula espinal que lo paralizó de la cintura para abajo. Un año después del
percance, Paul recuperó la movilidad de su cuádriceps y sus isquiotibiales, y
pudo volver a la bicicleta. Sin embargo, aún no recupera totalmente la
movilidad de los glúteos y pantorrillas, así que utiliza un bastón para
mantenerse en pie. “Lo creas o no, pedalear es mucho más fácil que andar”, me
comentó.
Como ciclista de montaña, me entusiasmó la
idea de que estw ejercicio tan apacible fuera, en cierto modo, más demandante
que el deporte al que dedicaba entre 10 a 12 horas de entrenamiento a la
semana.
¡Liu disfrutando
de su caminata!
Una tarde a finales de la primavera, después
de una nevada, salí a correr por una senda. Al cabo de un par de kilómetros
reduje la velocidad hasta que ya solo caminaba. Los pájaros cantaban. Las gotas
de nieve derretida caían. Dejé de mirar al suelo y contemplé las enormes
coníferas que adornaban los flancos del camino. Luego de una jornada pegada a
la computadora, los árboles se veían reales al extremo. Sentí que yo también
volvía a ser real, que volvía a habitar mi cuerpo.
En ese momento supe que caminar no era
solo un ejercicio. ¿y si caminar es en realidad una forma sencilla de
pasar más tiempo de nuestras vidas en movimiento? Al caminar no solo mis
pies estaban en marcha, sino también mi vida.
Caminar es una de las
maneras más fáciles de hacer actividad física. Caminar no cuesta nada.
Todo lo que se necesita es un par de zapatos con buen soporte, especialmente en
el talón.
¡Mi caminata por calles y avenidas!
Salí del Edificio Torre Norte, tomé la Av. 6
de diciembre, pasé la Estación “Bellavista”, también la Estación “La Paz” del
Ecovía, en la plaza Argentina crucé a la derecha, por una especie de canal
peatonal caminamos hasta tomar la Av. Diego de Almagro, aquí caminamos un
trecho más o menos largo, para luego cruzar en el “Rey de la Menestra” hasta
llegar a la Av. República, aquí caminamos un trecho largo hasta llegar al
Parque “La Carolina”. Entramos al Parque, por donde está “El Perro”, nos mantenemos en la periferia,
paralelo a la Av. Río Amazonas, allí caminamos un trecho largo, hasta llegar a
la entrada de la “Cruz del Papa”, allí seguimos, llegamos al Cruz, entramos a
la pista, caminamos unos 250 metros, salimos de la pista rumbo a la Av. Shyris,
y de allí cruzamos a la Av. República del Salvador, donde luego tomamos la
calle Suiza, al final de la calle cruzamos a la Av. Eloy Alfaro, donde en la
intercepción retomamos la Av. 5 de diciembre y de allí al Edificio Torre Norte
(Que queda al lado del CNE).
¡Cuidando mi salud
… Caminando!
¿Por qué caminar? Aquí 7 razones para
que lo hagas:
Caminar quema calorías. Por
ejemplo, una persona que pesa aproximadamente 75 kilogramos y camina un
kilómetro en 9 minutos, quemará un promedio de 550-800 calorías en una hora.
Estas calorías son comparables a una comida regular.
Las caminatas
aumentan tu tejido muscular. Caminatas regulares aumentan la proporción de peso
músculo en todo el cuerpo. Mientras que un kilo de músculo es menor y más
compacto que un kilo de grasa. Tu cuerpo lucirá más firme, liso y moldeado.
Las caminatas
reducen el factor de sobrealimentación. Muchas personas se sobrealimentan por
razones que nada tiene que ver con el hambre, el stress, el aburrimiento,
depresión, soledad, etc. Es conocido que un programa de ejercicio puede ayudar
a reducir o aliviar por completo estos factores.
Las caminatas
aumentan la autoestima. También dan una sensación de “bien estar”, y esto
induce a los caminadores a tener una motivación para mantenerse en un peso
correcto y alimentarse sanamente, porque se sienten mejor consigo mismos. Una persona
con una buena autoestima, tiene más posibilidades de dejar de comer
compulsivamente.
Caminar ayuda a acelerar el
tiempo del tránsito intestinal. Algunas investigaciones y médicos creen que los
ejercicios aeróbicos ayudan a que los alimentos permanezcan menos tiempo en el
estómago y los intestinos, por lo que hay menos tiempo para que las calorías y
la grasa sean absorbidas. Para que estés bien.
¡Una migaja final…!
El domingo 27 de mayo de 2018, el Diario El
Comercio/10/Tendencias, en su sección “QUITEÑÓMETRO”, publicaba una entrevista
a Fernando Aramis músico cubano que reside en Quito, que la llamó “Una ciudad que atrapa”,
a la pregunta ¿qué es lo que le gusta de Quito?, él respondió: Siempre me
pregunte cómo sería Quito. Y hoy que llevo ya 19 años en ella puedo decir que
es una mágica ciudad. Arropada de esos imponentes nevados que, en su
magnificencia, nos ubican y nos dicen que no somos nada ante la madre
naturaleza. Esa sensación de pequeñez me adorna la humildad. Su exquisita
comida es otra de sus virtudes. En Quito, no importa donde vivas y que religión
o ideología profeses, todos somos vecinos. Otra de sus virtudes es la bondad de
regalarnos, en un solo día, las cuatro estaciones del año. Los amigos, las
farras, sus teatros, el Centro, definitivamente, esta es una ciudad que atrapa.
A la pregunta, lo que no le gusta de Quito,
contestó: Como casi nada en la vida es perfecto, Quito también tiene sus
pesares. Uno de estos, sin duda, es el tema de los niños que viven en la calle.
Eso me lacera el alma. Tampoco posee un lugar donde se haga música inédita, en
el que se defienda y se admita lo nuevo. Son dos de las falencias que más me
chocan y apenan.
A la pregunta, lo que cambiaría de Quito,
contestó: Cambiaría sus calles, el temor de algunos a crear y defender su
patrimonio. Del mismo modo, sus políticos y la indiferencia de sus habitantes
ante la pobreza de otros. También me gustaría que la ciudad y su gente no
durmieran tan temprano. Que la urbe haga halago de una vida nocturna larga y
mágica.
¡Una frase y algo
más…!
“Caminaba por el muelle cuando terminaba de
trabajar o cuando intentaba pensar en algo. Era más fácil pensar si estaba
caminando y haciendo algo o viendo a la gente haciendo algo que ellos
entendieron”. (Ernest
Hemingway).
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