¡El Esequibo es de Guyana, un “regalo” de HCHF! (1)


¡Seguridad Alimentaria en Venezuela, una Falacia! (1)
¡Uno tiene que ser conforme, 0h, ser conformista!
¿Dónde está la Soberanía Alimentaria, Carajo?
¡Te contaré una historia (74)!

La vida en Venezuela es como un escenario. Tú abres el telón y ves los dramas, las tragedias, las luchas, los conflictos y la búsqueda incesante de muchos por producir un cambio de la situación que se vive. Gente que sueña, anhela y trabaja para encontrar un lugar al sol. Otros ni siquiera saben de dónde vienen o hacia dónde van.
Pascal decía que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Tal vez sea verdad; tal vez, no. Sin embargo, el ser humano muchas veces se deja envolver fácilmente por los impulsos insensatos de la pasión. De otro modo, sería difícil explicar lo que sucede en nuestro país.
La conformidad, según explica J.M. Naranjo (2023) en su artículo publicado en su portal web J.M. Naranjo, cuyo texto lleva por título: ¿Cómo conformarse con lo que se tiene sin ser conformista?
En términos generales, la conformidad es adaptativa y necesaria, mientras que el conformismo es una forma de conformidad excesiva que nos arrebata la individualidad y la capacidad de hacer cambios. Es decir, conformarse es necesario para aceptar nuestra realidad y para convivir en sociedad, pues fomenta el hecho de que sigamos normas fundamentales y sintamos pertenecer a un grupo.
En cambio, el conformismo consiste en llevar la conformidad al extremo y caer en cierto estado de nihilismo, de desesperanza crónica. En otras palabras, el conformismo es adaptarse o conformarse demasiado con nuestra realidad individual, al igual que con las normas sociales. Por lo tanto, es una forma de resignarse a una realidad que, aunque puede llegar a ser deficiente, abrumadora o desagradable, estamos ilusoriamente convencidos de que no podemos hacer nada para cambiarla.
En Venezuela se ha perpetuado el conformismo masivo ante una realidad perversa por qué no había aparecido el surgimiento de nuevos líderes, proactivos y que convencieran a las masas de que hay que producir un cambio, la hora ha llegado “La Única ESPERANZA” está en una mujer combativa, guerrera y clara en sus planteamientos, me refiero a la “Dama de Hierro”.
Para entrar al tema de esta entrada, me voy a referir a un tema que no tiene desperdicios, lo considero acertado y de mucha importancia para lo que estamos viviendo, es un artículo publicado el 15 de agosto de 2022, en el Periódico Digital Boliviano “Brújula Digital” (https://brujuladigital.net), escrito por Antonio Saravia PHD en economía (Red Social X @tufisaravia), titulado: “Las falacias e inmoralidades de la seguridad y soberanía alimentarias”.
El término “seguridad alimentaria” fue introducido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 1974. Ese año, en Roma, la FAO celebraba la Conferencia Mundial de la Alimentación justo cuando Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo, sufría una terrible hambruna que dejó más de un millón de muertos. La seguridad alimentaria fue definida entonces como “el acceso físico y económico permanente a alimento, seguro, nutritivo, diverso y balanceado para todos los individuos, hogares y naciones.” La idea es, por supuesto, tremendamente atractiva. ¡Cómo no querer que el alimento esté asegurado “permanentemente” para todos!
El término “soberanía alimentaria” fue introducido más tarde, en 1996, por la Vía Campesina, una organización internacional de campesinos y pequeños agricultores que promueven la agricultura local y familiar, el “derecho a semillas,” el “derecho a tierras,” la “igualdad de género,” y la “justicia social.” La Vía Campesina apoya además abiertamente al izquierdista World Social Forum y se declara abiertamente anti-capitalista y anti-comercio internacional.
La Vía Campesina definió la soberanía alimentaria como “el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos con base en la pequeña y mediana producción”. La soberanía alimentaria, por lo tanto, va un paso más allá de la seguridad alimentaria. Mientras la segunda quiere asegurar alimentos para todos, la primera requiere además que dichos alimentos sean producidos localmente. La soberanía alimentaria tiene, por tanto, vocación proteccionista y se opone a la importación de alimentos baratos producidos por empresas transnacionales porque esto debilitaría la producción local. La idea fue presentada en sociedad y amplificada, cuando no, por las Naciones Unidas durante su Cumbre Mundial de la Alimentación en 1996.
Digámoslo fuerte y claro. Las dos, la seguridad y la soberanía alimentarias, son una falacia, una oportunidad para la ineficiencia y la corrupción, y una inmoralidad disfrazada de buenas intenciones.
Partamos por un principio universal básico: no hay nada seguro en la vida. Si uno no se levanta en la mañana a trabajar, entonces no come. Así de sencillo y así de real desde que el mundo es mundo. Pretender lo contrario es engañarnos y pecar de ilusos. Por supuesto, las Naciones Unidas, la Vía Campesina, las ONGs y los políticos de izquierda no lo son. Para nada. Ellos entienden perfectamente que sin trabajo no hay comida. Lo que pretenden al introducir esta retórica, es asegurar el acceso a alimentos a partir del trabajo ajeno. Quieren convertir el acceso a alimentos en un “derecho”, en algo que debe ser proporcionado a la gente independientemente de su esfuerzo y por el mero hecho de existir. Al final del día, entonces, la idea de “soberanía alimentaria” no es más que un re-empaquetado socialista que asegura que el Estado se apropie del trabajo de unos a través de impuestos para después redistribuirlo.
Probablemente el contra-argumento central sea: ok, sí, la seguridad alimentaria es esencialmente redistribución del ingreso, pero si lo circunscribimos a alimentos, probablemente valga la pena - nadie quiere ver a gente muriéndose de hambre aun si esa persona no trabajó lo suficiente o no pudo hacerlo por alguna discapacidad o desgracia personal. Esto que suena muy razonable omite un problema esencial: la obligatoriedad. Bajo la idea de seguridad alimentaria, el alimento debe estar “asegurado” y el Estado, entonces, puede hacer uso de la fuerza para lograr ese objetivo. La seguridad alimentaria es parte de la Declaración Universal de Derechos Humanos que muchos países suscriben (incluyendo Bolivia), es parte de convenios internacionales y es considerada un objetivo legal de varias constituciones (incluyendo la nuestra). Esto convierte, entonces, lo que pudieran haber sido ejemplares actos voluntarios de caridad en una imposición legal que ignora la voluntad individual y que, por lo tanto, es inmoral.
Y no, no se circunscribe solo a los alimentos. Esta es una pendiente muy resbaladiza. A medida que la idea de seguridad alimentaria cuaja y se naturaliza, los organismos y ONGs empiezan a hablar de “seguridad sanitaria”, de “seguridad habitacional”, de “seguridad educativa”, de “seguridad medioambiental” y de “seguridad energética”. Como dicen las Naciones Unidas, ¿de qué sirve comer si no se está sano o no se tiene techo? No entienden, o no les importa, que hacer que todo sea seguro implica exactamente lo contrario para el individuo que debe cubrir los costos.
La idea de soberanía alimentaria, por su parte, no solo es mal intencionada e inmoral como la anterior, sino además ingenua y poco científica. ¿De dónde sacaron que produciendo alimentos localmente se podrá “asegurar” que la gente tendrá mejor acceso a ellos? ¿Se olvidaron de todo el progreso y mejoras en los estándares de vida que trajo el comercio internacional? ¿Revisaron los conceptos de ventajas comparativas? La idea de soberanía alimentaria no es más que un re-empaquetado proteccionista que al final del día solo perjudica a las familias a las que se les quería “asegurar” la comida. Si una transnacional produce alimentos a un precio menor que los productores locales porque aplica tecnología y economías de escala a la que estos no tienen acceso, ¿deberemos ser “soberanos” y prohibir esa importación haciendo que las familias paguen más a los productores locales? Me dirán que perderemos trabajo en agricultura. Sí, probablemente sea así, pero los excedentes que generaremos al comprar comida barata podrán ser usados en otras actividades productivas. El comercio internacional no destruye trabajos, simplemente los mueve a los rubros en los que tenemos ventaja comparativa. Solo un ejemplo. Japón pasó de tener un 20% de sus trabajadores en agricultura en 1970 a tener solo un 3% de ellos en esa actividad hoy. Japón importa además más del 60% de su comida. Claramente no es un país “soberano” alimentariamente pero no les importa en absoluto. Tienen mucho más acceso a comida importándola y dedicándose a su ventaja comparativa que produciéndola.
La izquierda es fantástica creando retóricas que suenan muy bien pero que solo causan pobreza e inmoralidad. Estas retóricas le permiten además tener el control de los recursos ya que es el Estado el que debe garantizar las “seguridades”. Así la izquierda mantiene el poder, crea pegas y se lleva a casa algo de la redistribución que propone. No nos dejemos engatusar.
Nota al margen: *Según el Banco Mundial la Línea de Pobreza Extrema $64,5 mensual (Diario $2,15). Fuente: Jesús Casique @jesuscasique1.
Salario Mínimo Bs.130  
Tipo de Cambio Bs/US$35,13 (31/10/2023)
Salario mensual $3,70
Diario $0,12 
*Salario de Miseria y Hambre.
Pensionados y Jubilados, descapitalizados.
El salario es un tema académico.
589 días sin aumento salarial.
317,6% de inflación interanual (BCV).
$491 CAF (CENDAS).
¡Una migaja final…!
¡Venezuela en la desesperanza! Amigo Juan Pueblo, voy a compartir contigo, otro episodio de la anacrónica retórica de la “revolución socialista”. El arañero de Sabaneta entregó el “ESEQUIBO”, Chávez entregó el Esequibo cuando acepto las inversiones extranjeras en la Zona de Reclamación. Lo hizo para complacer a Fidel Castro y conseguir los votos del Caricom para su candidato a la Secretaría General de la OEA.
Grandes cosas hemos hecho y seguiremos haciendo; “no es poca cosa”; no es poca cosa esto, reconozcámosla y digámoslo al pueblo, a los jóvenes, en las escuelas, a los niños, a los adolescentes, en los barrios que reconozcamos que no es poca cosa lo que hemos estado haciendo: “regalar el “ESEQUIBO” a Guyana”; como no es poca cosa, mucho menos, lo que seguiremos haciendo, como destruir el país.
El arañero de Sabaneta expresaba en el 2008: “con la Revolución Bolivariana, fin de las traiciones”. Invocaba el espíritu de Ezequiel Zamora para afirmar, una vez más, que la historia de las traiciones debe concluir. Con esta Revolución Bolivariana debe concluir la historia de las traiciones al pueblo en Venezuela, que ya es bastante larga.
Una traición contra el pueblo venezolano, es lo que ha hecho Hugo Chávez al regalar el “ESEQUIBO” a Guyana. La historia se encargará de recordar tu vil traición. Recuerda siempre esto amigo, ¡Chávez traicionó a los venezolanos al regalar el “ESEQUIBO”! ¡Chávez fue un traidor a la patria!
¡Guayana Esequiba!
La Guayana Esequiba, también conocida como Territorio del Esequibo o Región del Esequibo, es una región del escudo guayanés comprendida entre el oeste del río Esequibo hasta el hito en la cima del monte Roraima en América del Sur. Tiene una extensión de 159 542 km² que la República Cooperativa de Guyana administra como propio, pero cuya soberanía es reclamada por Venezuela basándose en el Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966. Solamente la parte oriental de isla fluvial de Anacoco en el río Cuyuní se encuentra bajo la soberanía de Venezuela, pero ha sido protestada por Guyana; para Venezuela la totalidad de la isla está fuera del área en litigio, Guyana no lo entiende así para la mitad oriental y, en consecuencia, ha sostenido que fue un acto de anexión del ejército venezolano cuando en 1966 la ocupó militarmente.
Venezuela reclama el territorio como propio y, en sus mapas, el área suele aparecer rayada oblicuamente o con la leyenda Zona En Reclamación, sujeto al Acuerdo de Ginebra de 17 de febrero de 1966. El territorio es reclamado como parte integrante de la jurisdicción de los estados Bolívar y Delta Amacuro.
Guyana posee el territorio como soberano, y en sus mapas el área aparece como parte integrante de seis regiones del país, abarcando la totalidad de las regiones guyanesas de Barima-Waini, Cuyuni-Mazaruni, Potaro-Siparuni, Alto Takutu-Alto Esequibo, Pomeroon-Supenaam y la parte oeste de Islas del Esequibo-Demerara Occidental.
https://es.wikipedia.org/wiki/Guayana_Esequiba
Caramba amigo Juan Pueblo, estos socialistas o mejor dicho comunistas, no les importa nada, destruir un país, con tal de mantenerse en el poder. El pueblo para ellos no importa, que pasen hambre, que se mueran, lo importante es el poder. Voy a compartir contigo amigo, una cita de Ayn Rand, que dice: “La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente vacía”.
¡Una frase y algo más…!
“No dejaremos de reivindicar nuestro ESEQUIBO y el final de nuestra labor será la llegada al punto de partida, donde descubriremos el Este de Venezuela POR PRIMERA VEZ…”
“El Sol de Venezuela Nace en el ESEQUIBO
“El ESEQUIBO es de Venezuela”
Blog Página 81
 

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