Recuerdos Imborrables...
"Encuéntrome en Codore de la Playa:
al amanecer,
frente al mar
contemplando
como se deslizan
los barquichuelos
en la turbia
superficie
de las aguas marinas.
Oh, riviera francesa desértica,
que me invita a soñar".
En estos parajes desérticos, surgen personajes de novela, Paula así se llama, una campesina nativa de Codore de la Playa, delgada, de mediana estatura, ojos atigrados, piel blanca,pero su piel curtida por la sal y el sol, que día a día castigan su rostro. Cuando la conocimos, era penosa, de poco hablar, pero surgio algo interesante, ¡Paula conocía a Miguel!; Ah, uno de los integrantes del grupo de trabajo, que emoción para ella se le reflejaba en el rostro. Un día de faena en la comunidad, habíamos decidido con las mujeres construir "La casa de Turismo Rural" de barro, y Miguel era la persona que había asístido a la Escuela del Barro, sabía hacer adobes; ¿Qué hacer pregunto Paula? no tenemos nada, no importa riposto otra compañera, los tenemos a ellos, el grupo de trabajo comunitario que vienen a ayudarnos. A partir de allí, se inició el taller de barro, para que las mujeres aprendierán a elaborar adobes. De Paula tenemos una anécdota, era la mujer que sábado a sábado nos guardaba "Huevas de Pescado", bueno nos guardaba no, ¡a Miguel!, parece que aquel desiérto había producido química entre el citadino y la pueblerina, que demostraba su amor, con "huevas de pescado"; Y nosotros bravos, que jartabamos todo. Un día llegamos, ¡y Paula!, no está, se ha ido a la costa oriental del lago, se fue a estudiar, había nacido en ella un sueño, ser alguién en la vida para ayudar a su gente. En hora buena por Paula.
al amanecer,
frente al mar
contemplando
como se deslizan
los barquichuelos
en la turbia
superficie
de las aguas marinas.
Oh, riviera francesa desértica,
que me invita a soñar".
En estos parajes desérticos, surgen personajes de novela, Paula así se llama, una campesina nativa de Codore de la Playa, delgada, de mediana estatura, ojos atigrados, piel blanca,pero su piel curtida por la sal y el sol, que día a día castigan su rostro. Cuando la conocimos, era penosa, de poco hablar, pero surgio algo interesante, ¡Paula conocía a Miguel!; Ah, uno de los integrantes del grupo de trabajo, que emoción para ella se le reflejaba en el rostro. Un día de faena en la comunidad, habíamos decidido con las mujeres construir "La casa de Turismo Rural" de barro, y Miguel era la persona que había asístido a la Escuela del Barro, sabía hacer adobes; ¿Qué hacer pregunto Paula? no tenemos nada, no importa riposto otra compañera, los tenemos a ellos, el grupo de trabajo comunitario que vienen a ayudarnos. A partir de allí, se inició el taller de barro, para que las mujeres aprendierán a elaborar adobes. De Paula tenemos una anécdota, era la mujer que sábado a sábado nos guardaba "Huevas de Pescado", bueno nos guardaba no, ¡a Miguel!, parece que aquel desiérto había producido química entre el citadino y la pueblerina, que demostraba su amor, con "huevas de pescado"; Y nosotros bravos, que jartabamos todo. Un día llegamos, ¡y Paula!, no está, se ha ido a la costa oriental del lago, se fue a estudiar, había nacido en ella un sueño, ser alguién en la vida para ayudar a su gente. En hora buena por Paula.
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