Anotaciones Inconexas de un Extensionista (Pág. 1)

He estado trabajando como extensionista/investigador en muchas zonas del estado Falcón (Venezuela), y a veces me preguntaba para qué estoy haciendo este trabajo, ¡vale la pena! Quizás fui demasiado optimista, creo que falto el autocuestionamiento. Pese a todo, aprendimos de nuestras comunidades, de nuestros agricultores y ganaderos, me acompañaban estudiantes extensionistas, que aunque citadinos, dedicaron su tiempo sacrificando vacaciones y familia a esta experiencia maravillosa, aprendieron a convivir en el campo. Teníamos como lema “Pescar juntos”, si fracasábamos, fracasábamos todos y si teníamos éxito, el éxito era de todos. Insistíamos en la falta de conciencia y educación, pero estábamos ciegos ante el potencial desaprovechado que está presente entre la comunidad de productores y su entorno. Siempre orientamos nuestro trabajo hacia el aprendizaje de nuestros estudiantes, nos preguntábamos, ¿Cuáles son los “problemas” que los estudiantes tienen que enfrentar durante su trabajo como extensionistas? ¿Cuáles son las fuentes de su inspiración o frustración? En esta sección de “Anotaciones Inconexas de un Extensionistas”, iremos relatando el trabajo realizado y en el cual los estudiantes tuvieron un rol muy importante. Para estrenar esta sección, quiero compartir parte de una conferencia sobre “Urge Incorporar al Docente”, que disertará en julio de 1966. El extracto fue tomado de los boletines de la Fundación CIARA.
“Los maestros son elementos fundamentales a la hora de ejecutar cualquier programa relacionado con el desarrollo agrícola, sin embargo, han sido olvidados en casi todos los programas de promoción social en el campo” Así lo manifestó el Ing. Camilo García, Coordinador General del Proyecto de Investigación/Desarrollo de los Sistemas de Producción Agrícola del Pequeño y Mediano Productor durante una conferencia magistral que dictó en la Fundación Ciara, ejecutora del Programa Banco Mundial para la extensión agrícola. Camilo García narró a los asistentes, sus experiencias en la Universidad Francisco de Miranda, en Falcón, donde con la comunidad ha elaborado programas exitosos en base a los recursos de la comunidad. El profesor García dirige el proyecto de desarrollo agrícola en Falcón, el cual se inició en la población de Jacura, y se ha transformado en modelo de lo que debe ser la extensión agrícola. “Es necesario discutir con la población cuáles son sus necesidades, indicó. Antes preguntábamos primero por las vacas o los potreros, ahora nos preocupa el hombre, la familia, el entorno social. El extensionista agrícola no puede ser invasor que olvida al hombre, un hombre con necesidades y problemas distintos. El hombre del campo se enfrenta al Sida, al secuestro, al abigeato. También se encuentra en zonas de grandes potencialidades, como el turismo o la pesca, todos estos elementos son importantes”, dijo. Como datos interesantes, el conferencista señaló que ha logrado la incorporación de las mujeres, de los jóvenes y de los abuelos “de la tercera edad”, en clubes diferentes que participan en las actividades de Jacura, dentro del criterio de trabajar todos por un objetivo común. En un balance de la acción realizada insistió en que el maestro rural es clave en cualquier trabajo de extensión. Un maestro de Pedregal debe transmitir destrezas para que el muchacho cuando salga de noveno grado, sepa realizar una actividad dentro de la comunidad. Paisano.

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