Destino de un niño negro (XIV)
Se despide el niño, con sus sueños y sus recuerdos, es todo lo que tiene, un tesoro que guardara para siempre. Miró pasar el tiempo, trabajando, estudiando, nunca se dio por vencido. Era un soñador, un bohemio, un poeta, un loco, no lo sé, pero sigo viendo la vida con esperanzas de algo mejor, lograr las cosas con mi esfuerzo, con mi dedicación y con mi entusiasmo. En mi familia paterna hay una descendencia de más o menos cuatrocientos años como criadores de chivos, eso me marco para siempre, he sido chivero y lo seré por siempre; en el legado que nos dejará tío Mante, en su libro de poemas (1950), hay uno que se titula “ANOCHECER”, que dice así:
Está anocheciendo;
El viento está dormido
Entre las ramas,
Y los pájaros
Están dormidos
En el bosque.
La luna se asoma
En el oriente;
Disipando la oscuridad,
Y los perros ladran alborotadamente;
Y en el corral,
Los chivos
Y las “cabritonas”
Se acarician amorosamente.
Cesaron los afanes del día;
Sólo en el corral
Hay movimiento,
Y de las caricias
De los rumiantes,
Saldrán grávidas
Un centenar de “cabritonas”;
Esperanzas no lejanas,
De ver derramadas
Las totumas,
De blanca y espumante leche!!!
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