Destino de un niño negro (X)

En estas tierras secas era sabido que poco se podía esperar de las lluvias para las actividades agropecuarias; a no tratarse de la cría de caprinos, que era lo que mi padre hacía. Pero él, tenía un conuco, al aproximarse la época de lluvia, se limpiaba y estábamos listos para cuando cayeran los primeros chaparrones, sembraba frijol, maíz, melón, patilla y el pepino para la olla nacía solo. El frijol, el maíz, eran cultivos cuarentenos, o sea en cuarenta días, ya estábamos cosechando. Teníamos frijol para todo el año. El maíz venía de Machango (Estado Zulia), mi padre hacía trueque, maíz por cecinas de chivo, era carne salada seca al sol. Conocido por nosotros y nuestros antepasados, las sequías y de siempre, han causado graves daños a las actividades agrícolas y pecuarias. El uso en mi país de los términos “verano” e “invierno” para referirse a la época de sequía y a la de lluvias respectivamente, proviene de los inicios del proceso colonial. Se especula, por no decir otra cosa, que la denominación de “verano” o “invierno” para referirse a las épocas de sequía y de lluvias tuvo que originarse en el habla castellano de los extremeños y andaluces que llegaron a las tierras americanas; no de los castellanos propiamente dichos. Los estanques (lagunas) que reciben las aguas llovedizas, construidos en terrenos arcillosos y compactos, era la única esperanza que teníamos en verano de tener agua para nosotros y los animales. Para poder tomar esta agua, había que sedimentarla con cardón de lefaria, ya que el contenido de tierra era muy grande, pasaba varias horas en un balde y luego se filtraba con un pedazo de tela, agua cristalina, con un saborcito a cardón, pero que más quedaba, tomarla para saciar la sed. Cuando estos, los estanques, se secaban, había que escarbar a pulso, para sacar todo el barro o tierra que había entrado, o para ampliar un poco más la laguna; para ello, utilizábamos de herramientas, picos, a chícoras, barras de hierro, palas y la PARIHUELA. La parihuela era un artefacto compuesto por dos varas gruesas, con una lona atravesada en el medio, donde se colocaba la tierra para llevarla entre dos personas. Trabajo muy duro, el que gritaba, él que se va de aquí soy yo; pero, a pesar de todo me gustaba aquello.

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