Venezuela roja rojita tamboree (1)

Si mi memoria no me falla, corría por allá por los años 50, al comienzo de los mismos, escribiría mi tío materno I. Robles Guillermo un libro de poemas, que cuando pude obtener la copia que era de mí madre, al libro le faltaban las cinco primeras páginas, o sea que el titulo nunca lo pude averiguar. Me llamó la atención en la página 50, había un poema cuyo título “El Peligro Rojo”, las primeras estrofas comenzaban así “Bastante ya se ha dicho sobre el peligro rojo; del mal que nos acarrearía la aceptación del comunismo en Venezuela. Venezuela, país libre, no puede nunca convenir en las prácticas más bárbaras del vivir humano. Es deber de todo ciudadano velar por lo que más conviene en su país; y es el nuestro, como republicano y democrático, que no tiene otro norte que el constante vigilar de sus intereses; de ahí, la tranquilidad de nuestros hogares y la seguridad de nuestras propiedades. Nosotros mismos seríamos los culpables del decaimiento de nuestras fuerzas vitales, sino estamos bien instruidos; dejarse engañar por partido comunista, es traicionar a la patria; Y nosotros los venezolanos, no debemos por ningún respecto, convenir en tales hechos, somos venezolanos y tenemos autonomía; y debemos luchar por sostener en nuestro país, el republicanismo y la democracia”. Mi madre cuyo nombre era Dolores, todos por cariño le decían Lola, era de un pueblito enclavado en la sierra falconiana, conocido como SAN DIEGO…pintoresco pueblo centrado en el corazón de las cumbres de Uría…antigua Hacienda San Diego. “De esta hacienda al igual que del Socorro, Barón, Canire, El Naranjal, El Carmen, La Magdalena, Macanillas, Santa Lucía, Consumidero, San Luis, Sitio de Aguirara, La Peña…salieron aquellos valientes hombres…esclavos negros, zambos, mulatos, indios, morenos libres. Pardos…que acompañaron a JOSÉ LEONARDO aquel 10 de Mayo de 1795 en su lucha por la libertad. Estos caseríos fueron escenarios de importantes hechos relacionados con la Insurrección de los esclavos. Son poseedores de una herencia cultural legada por nuestro Zambo. Ya desde marzo de 1785 empezaron los esclavos, comandados por José Leonardo, a reunirse en la hacienda El Socorro… El 10 de Mayo estalla la rebelión de los esclavos en Macanillas, hacienda muy cercana de Curimagua. Con el resonar de los tambores en el agresivo sonido de los mismos, los esclavos oyen otra sugerencia mayor, más urgente: el llamado a acabar con la esclavitud. El fuego negro del alzamiento se desplaza por las tierras de los amos. Una tela morada les servirá de bandera revolucionaria”. Los regímenes socialistas marxistas leninistas se han convertido en suministradores de mano de obra barata para las mayores corporaciones capitalistas. Los obreros no tienen sindicatos ni prensa, ni derecho al libre tránsito, ni posibilidades de huir al extranjero. Los salarios son miserables. Esto se llama el esclavismo del siglo XXI (Roberto Viera, Soberanía.org, 22/06/07).

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