Venezuela roja rojita tamboree (2)
1795 se da el primer grito de libertad, no queremos más esclavitud, pero hoy otros tambores con sonidos diferentes nos están llevando al despeñadero. Tenía razón el tío Mante como cariñosamente le decíamos, sobre lo que estaba planteando en su libro de poemas. Sigamos leyendo estas páginas hechas por un serrano, a lo mejor descendiente de una familia esclava de la época, “Pueblo venezolano: no te dejes engañar; piensa en tu trabajo, en tu hogar y en tu familia, y verás que eres feliz. Cuidado, pueblo venezolano; si eres verdaderamente patriota, ten cuidado, y sigue tu vida de hombre independiente. Hombre del campo, hombre laborioso; vive tranquilo y empuña el machete. El hacha y la escardilla; y trabaja la tierra, que ella está pródiga y atenta para darte el fruto de sus entrañas. Hombre del campo, hombre sano, robusto y fuerte; ten presente, que nuestra Patria es grande y rica; pero necesita de tu brazo prepotente, para florecer como una primavera. No seamos hipócritas; no engañemos con falsas promesas al ignorante, seamos limpios de corazón, para que la luz de nuestra conciencia sea diáfana como el día. Pueblo venezolano; ten presente que la felicidad no se llega por caminos tortuosos; sino por el camino recto, por el claro camino de la democracia. Transitar por el camino del comunismo; es como caminar descalzo por sobre espinas y guijarros. No te dejes engañar pueblo venezolano; te hablo como hermano, porque siento el duro mal que nos hundiría para siempre en el más profundo de los abismos: el comunismo. Ten presente que antes de convenir en tales prácticas soviéticas; ¡¡¡es preferible morir pasado por una bala, y traspasado por la punta de una bayoneta!!!”.
“El cubano de hoy es un esclavo. Basta analizar las normas que rigen su vida, así como la nula viabilidad para hacer uso de libertades inherentes a cualquier sociedad moderna. Algunas disposiciones actuales parecen imitaciones de lo que podría estar ocurriendo ahora mismo con los pobladores de una aldea de Guinea Ecuatorial o del Amazonas. No es concebible que una población con un alto grado de alfabetización y que posee más médicos per cápita que muchos de los países del mundo desarrollado, esté sometida a regulaciones de naturaleza primitiva. Tener que pedir permiso para salir o entrar al país, no poder disfrutar del inviolable derecho a la propiedad, percibir un salario promedio de menos de 1 dólar al día, ser encarcelado arbitrariamente por causas de endebles fundamentaciones jurídicas a través de un proceso controlado por instituciones afines al partido de gobierno”.
A la mitad de una clase en una Universidad, uno de los alumnos, oriundo de un país comunista, inesperadamente le preguntó al profesor:
- “¿Usted sabe cómo se capturan los puercos salvajes?”
El profesor creyó que era un chiste y esperaba una respuesta divertida… El joven respondió que no era un chiste.
“El cubano de hoy es un esclavo. Basta analizar las normas que rigen su vida, así como la nula viabilidad para hacer uso de libertades inherentes a cualquier sociedad moderna. Algunas disposiciones actuales parecen imitaciones de lo que podría estar ocurriendo ahora mismo con los pobladores de una aldea de Guinea Ecuatorial o del Amazonas. No es concebible que una población con un alto grado de alfabetización y que posee más médicos per cápita que muchos de los países del mundo desarrollado, esté sometida a regulaciones de naturaleza primitiva. Tener que pedir permiso para salir o entrar al país, no poder disfrutar del inviolable derecho a la propiedad, percibir un salario promedio de menos de 1 dólar al día, ser encarcelado arbitrariamente por causas de endebles fundamentaciones jurídicas a través de un proceso controlado por instituciones afines al partido de gobierno”.
A la mitad de una clase en una Universidad, uno de los alumnos, oriundo de un país comunista, inesperadamente le preguntó al profesor:
- “¿Usted sabe cómo se capturan los puercos salvajes?”
El profesor creyó que era un chiste y esperaba una respuesta divertida… El joven respondió que no era un chiste.
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