Crónica de un país en crisis (Ven-01)
Quién observe la situación actual de Venezuela sin la emoción que genera la disputa política no tendrá mayores dificultades en admitir que el país se encuentra sumergido en una crisis de dimensiones desconocidas hasta ahora. Para hacer un análisis de la situación actual, voy a tomar como referencia dos trabajos; uno es el libro escrito por Miguel Ángel Núñez “El Reto al Hambre” (1) (Universidad de los Andes, 1990), sobre todo el capítulo de “Para que criticamos al Estado Venezolano” y la otra referencia es lo escrito por Miguel Salazar en su columna “Las Verdades de Miguel” (Noticias 24 2010)”Los 10 motivos por los que el chavismo perdería las elecciones”. Al profesor Miguel Ángel Núñez lo conocí en la década de los 80. Profesor universitario, hombre de izquierda y para ese momento directivo del IPIAT (Instituto para la Producción e Investigación de la Agricultura Tropical). A Miguel Salazar, lo leo todas las semanas, interesa su posición de hombre de izquierda, chavista no tomado en cuenta, pero su profesionalismo como periodista hace creíble lo que comenta. “Para el común venezolano, su Estado es ineficiente, despilfarrador, inconsecuente e improductivo, mal planificador y corrupto. Esta imagen reforzada por poderosos medios de comunicación empresarial, por asociaciones de vecinos, algunos gremios de trabajadores e intelectuales, profesores universitarios, cobra fuerza cuando el mismo Estado comienza a dejar de ser generoso por la merma de los precios del petróleo y las imposiciones financieras de los compromisos con el capital internacional” (1). La considerable riqueza del Estado Venezolano le permitió la generosidad de disponer de suficientes recursos, entre otras cosas para cubrir la demanda del sector privado, manteniendo por décadas un tipo de cambio (Bs. 4.30) permitiendo su capitalización. A partir de los inicios de la década de los 80, cuando se comenzó a sentir la crisis socio-económica integral venezolana, en la cual los recursos financieros del Estado descendieron, el mismo pierde el potencial económico dejando de ser generoso, botarate y populista. A raíz de todo esto; comienzan los análisis, estudios e investigaciones, donde se demuestra que el Estado Venezolano es: 1) Excesivamente centralista que concentra mucho poder en manos del Presidente; 2) mal administrador de los inmensos recursos que recibe no sólo en la justicia social, sino también en la equidad y eficiencia económica; 3) ineficiente, por cuanto no proporciona las “garantías económicas”, establecidas desde 1961; 4) ineficaz en el manejo de los recursos y no proyecta una distribución justa y equitativa de los ingresos-riqueza; 5) paternalista y clientelista (responsable de la corrupción); 6) exageradamente intervencionista en los mecanismos de regulación, lo cual hace ineficiente los sistemas productivos de los que el mismo Estado ha impulsado y consolidado: las empresas privadas (1). Todos estos estudios descubren que es necesario reformar el Estado integralmente tanto en lo político como lo económico. En el fondo se trata de de aspirar una nueva formación social apegada, subordinada a la realidad social. Acabamos de estudiar la realidad de los 80; ahora hoy, lo lamentable de esa monstruosa cifra de los últimos once años después y después de más de 1.000.000 millones de dólares de ingresos petroleros en este período. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Estábamos preparados para asumir el reto que significaban unos ingresos petroleros fuera de toda proporción, sobre todo cómo administrar la cosa pública? Pero, ¿no es que estamos en crisis? Continuará el análisis Ven-02. Paisano.
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